Un niño metió su mano en un recipiente lleno de caramelos y tomó lo más que pudo, pero cuando trató de
sacar la mano, el cuello del recipiente no le permitió hacerlo.
Pero más tarde vino un chico y le dijo:
- Martín, te tengo que presentar a una persona.
- Martín, te tengo que presentar a una persona.
Martín dijo que no podía sacar la mano del recipiente. Le
preguntó a su mejor amigo Tomás.
- ¿Quién es esa persona?
- Es una chica, te digo cómo se llama si sacás la mano del recipiente.
- Pero no la puedo sacar.
- Entonces llamo a Celeste que es mi hermana, que como tampoco quería perder aquellos dulces lloraba amargamente su desilusión.
- Pero no puedes hacer esa cosa de meter la mano en el recipiente porque si no es imposible que la saques de ahí.
- ¿Quién es esa persona?
- Es una chica, te digo cómo se llama si sacás la mano del recipiente.
- Pero no la puedo sacar.
- Entonces llamo a Celeste que es mi hermana, que como tampoco quería perder aquellos dulces lloraba amargamente su desilusión.
- Pero no puedes hacer esa cosa de meter la mano en el recipiente porque si no es imposible que la saques de ahí.
Un amigo que estaba cerca le dijo:
- Conformate solamente con la mitad y podrás sacar la mano con los dulces.
- Conformate solamente con la mitad y podrás sacar la mano con los dulces.
Después de un tiempo dijo: la verdad, si yo quiero todos los dulces tengo que
agarrar de a poco si no va a ser imposible, pensó Martín.
Autora: Alicia Simón
Saúl
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